A propósito del burkini

Esta pasada semana, saltaba la noticia de que en el país de la Revolución Francesa, en el que tras el brutal atentado de Niza exhibía en sus paneles de las carreteras la consigna Liberté, Fraternité, Egalité, la policía gala obligaba en una playa a desvestirse a una mujer con burkini.

No siempre resultan obvios los motivos por los cuáles los Estados obligan a sus ciudadanos a cumplir ciertas conductas, pero parece un caso en el que el poder político, a través de la fuerza de la policía, violenta la Libertad individual para imponer la opinión que se tiene por mayoritaria o incluso una opinión minoritaria de quienes ostentan el poder político en ese momento. El Estado, que debiera ser el garante de la igualdad de derechos a través de la separación de poderes ejecutivo, legislativo y judicial, se convierte en promotor de la igualdad de conductas (uniformidad).

Por otro lado, que una mujer lleve burkini en lugar de otra prenda parece obedecer a una cuestión cultural, fuertemente influenciada por criterios religiosos. Es decir, desde el mundo de la cultura en sentido amplio, que debiera ser garante de la Libertad y la diversidad religiosa, científica, educativa, espiritual,... se esfuerzan a veces por soslayar la libertad individual de elegir para inculcarnos la opinión de algún profeta de la religión o la última tendencia en la ciencia.

Por si esto fuera poco, la economía, que debiera promover la fraternidad a través de unas prácticas conscientes y responsables, se encarga de “indicarnos”, con el poder de la propaganda, cuales son los criterios de la última moda, lo que tienen que llevar las personas que quieran “verdaderamente” ser exitosas en esta sociedad.

Vemos así que el libre criterio individual es presionado desde el poder político, desde la cultura (en sentido amplio) y desde el poder económico. 

Parece que el camino para que los poderes políticos, económicos y culturales se circunscriban a actuar en sus ámbitos respectivos sin avasallar a los otros ámbitos ni a los individuos, es que éstos últimos ejerzan verdaderamente su poder de autoeducación y libre reflexión. Aprender a pensar por sí mismo, a sentir-precibir cuidadosamente el entorno social y natural y a llevar a la acción lo pensado en libertad, se convierte en una posibilidad de sanear nuestro descuidado modelo social.

Modificado por última vez enDomingo, 11 Septiembre 2016 11:08
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