Innovación y nuevos modelos económicos (1)

La representación mental que tienen la mayoría de las personas sobre innovación suele relacionarse con nuevos artilugios tecnológicos o como mucho a la mejora de procesos de producción empresarial. Sin embargo, la innovación puede aplicarse a cualquier ámbito y en nuestro tiempo, es especialmente importante aplicarla a la Economía, puesto que los modelos económicos clásicos son incapaces de dar respuesta a la crítica situación mundial.

A mitad de junio, tuve la suerte de moderar una mesa redonda en el contexto de la asamblea anual de la AFEBC, titulada “La Economía del Bien Común como marco de encuentro para la transformación económica y social”,  que versó sobre innovación. En la mesa presentaros sus experiencias Paco Álvarez, Daniel Sarasa, Víctor Viñuales y Jorge Barrero. Surgieron diversos ejemplos de cómo la innovación puede mejorar la vida de la ciudadanía y como estas innovaciones pueden estar referenciadas a un modelo económico sostenible: las innovaciones que tengan en cuenta la sostenibilidad ambiental y social, tienen un mayor valor que aquellas que no la contemplen.

Es más, innovaciones que no tengan en cuenta el contexto socioeconómico pueden representar un problema más que un adelanto. Mejorar la eficiencia de los procesos productivos antes de resolver el problema de la ocupación y el paro, sólo sirve para llegar más rápido al lugar equivocado.

Esto es especialmente relevante en el caso de la Inteligencia Artificial, que puede ayudar a resolver algunos problemas humanos, pero que de momento, no tenemos garantías de que esté a nuestro servicio en terrenos como el de la guerra y las finanzas. Por ejemplo, actualmente existen algoritmos aplicados a la bolsa que permiten hacer la labor de muchos brokers, pero como su programación está orientada sólo por los valores de maximizar el beneficio del inversor y no tiene en cuenta aspectos sociales y ambientales, esta innovación parcial amplifica los problemas que genera el “casino global” y se vuelve completamente contra la sostenibilidad social.

Otro ejemplo más cercano es el campo de la innovación en procesos productivos, en el que los propios investigadores reconocen que mejorar la eficiencia de los procesos suele ir emparejado a la destrucción de empleo, un empleo que falta para cubrir otras muchas necesidades, que sin embargo no pueden retornar un pago por ello.

Nuestro modelo económico dominante, no busca ni un mercado perfecto como aspiración de los liberales, ni una redistribución de los recursos como pretenden los socialdemócratas. El modelo actual, reúne las deficiencias de distintos modelos. Por un lado existe una hipertrofia estatal no alineada con una mejora de la redistribución global (mayormente beneficia a los puestos de trabajo directos que dependen de las administraciones públicas pero supone una carga al conjunto agravada por las abundantes corruptelas, duplicidades e ineficiencias). Por otro lado, la economía neoliberal va orientada mayormente hacia el egoísmo personal, lo que hace que las personas traduzcan sus talentos personales en su propio bienestar y que dado que hay necesidades sociales que son valoradas económicamente y otras que no lo son, se generan desigualdades económicas muy notables y a la vez, se dejan de satisfacer necesidades sociales apremiantes. Por ejemplo, el sistema actual sobrevalora a actores y futbolistas talentosos, e infravalora a quienes atienden a los ancianos o a personas necesitadas de cuidados especiales hasta tal punto que estas necesidades quedan infracubiertas y otras sobreatendidas como el consumo de bienes materiales o de evasión.

Desde esta perspectiva, es fácil constatar que la innovación que no tenga en cuenta el contexto socioeconómico, aunque pueda generar algún beneficio a una parte del proceso económico (generalmente a los financieros), no necesariamente será un avance real para la sociedad.

Modificado por última vez enDomingo, 11 Septiembre 2016 12:46
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